"Donde pongo el ojo pongo la bala", una frase que todos hemos escuchados más de mil veces y que a partir de ahora puede llegar a ser literalmente cierta. El ejército de Estados Unidos ha anunciado que muy pronto comenzará a utilizar en Afganistán los nuevos rifles XM25, cuya particularidad reside en que permite a los tiradores controlar los proyectiles.
Este arma permite antes de cada disparo calcular la distancia a la que se encuentra el blanco gracias a un avanzado sistema de medición por láser. Luego, esa información es transmitida a un chip electrónico incorporado al proyectil que decide la configuración más adecuada para cada disparo. Así, el tirador puede decidir con mayor exactitud la zona de impacto de la bala. La idea hora, es fabricar distintos modelos de balas, que estén programadas para intimidar al enemigo, para herirlo únicamente, o para liquidarlo. Las autoridades militares afirman que este nuevo invento puede transformar la guerra del futuro.
Esto permite atacar con mayor eficiencia al enemigo, sobre todo cuando se libra un combate en calles o edificios. Christopher Lehner, un teniente coronel que se ha encargado de dirigir este proyecto, afirma que el arma “traerá un cambio en las reglas del juego, que otras naciones intentarán copiar rápidamente”. Los soldados podrán utilizar al XM25 en aquellas situaciones en que el “blanco” se encuentra escondido detrás de un muro o dentro de una trinchera, reemplazando incluso en muchos casos a los ataques aéreos.
El ejército espera comprar unos 12.500 XM25 este mismo año, cantidad suficiente equipar a todos los miembros de la infantería y fuerzas especiales destacados en Afganistan. Cada rifle lanzagranadas tiene un costo de entre 25.000 y 30.000 dólares, y cada proyectil cuesta unos 30 dólares. Lehner, entusiasmado, asegura que “con este sistema, le quitamos al enemigo la posibilidad de esconderse. La única acción efectiva que esperamos ver de su parte es salir corriendo”.
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