Inmortal, arcabuceado, alférez graduado, charretera de honor, húsar de Castilla, Hijo Benemérito de la Patria o Cruz laureada de San Fernando , eran algunos de los títulos que consiguió en vida AntonioGarcía Monteavaro López, uno de los más grande héores españoles que jamás haya existido.
Nacido el 20 de junio 1791 en el seno de una familia humilde, en Castañeirua (Asturias), no se sabe nada de él hasta que se alista en 1808 en el ejército que estaba formando la Junta Provincial del Principado para hacer frente a la invasión de Napoleón y su ejército. Primero se alistó en el regimiento de Castropol y después se pasó a los Húsares de Castilla a las órdenes del general Acevedo.
Cuando la división Villatte del cuerpo de Lefebvre atacó Valmaseda. Las fuerzas españolas, tras una noche de violentos combates, lograron abrirse paso a través de las líneas francesas. Al día siguiente se unieron a las divisiones del general Blake, quienes rodearon a Villatte y, tras ser derrotado, se retiró junto a sus hombres. Después de esta victoria las tropas españolas tuvieron que retirarse a Galicia debido a la abrumadora superioridad de los franceses. En esta batalla Antonio García recibiría las primeras heridas de las 32 que sufriría en batalla sin caer muerto.
Tras la victoria de Valmaseda el ejército español comenzó a retirarse hacia Galicia por lo que las acciones de las tropas, sobretodo de la caballería, se centraban en proteger las columnas de infantería en retirada y a las municiones necesarias para resistir la embestida gala. En estas acciones Antonio García llegó hasta la Coruña. Ya en Galicia sufrió un balazo en Mondoñedo, varias estocadas en la defensa de Lugo, apuñalamientos en Vivero y Betanzos, múltiples heridas en la Coruña y Santiago y un segundo balazo en Villafranca del Vierzo.
García Monteavaro desapareció de la guerra durante un año y no reaparecería en escena hasta el otoño de 1809 al mando de Vicente Cañas y Portocarrero, Duque del Parque. Actuando de manera descoordinada con el resto de las fuerzas españolas sufrió una grave derrota a manos del general François Kellerman en Alba de Tormes y el ejército tiene que retirarse de nuevo a Portugal. Antonio García participaría entonces en la batalla de Ciudad Rodrigo.
La superioridad de las fuerzas napoleónicas era evidente y a finales de julio de 1810 el marqués de La Romana pensó que podría hacer una demostración de fuerza aprovechando que las tropas francesas habían invadido Portugal para hacerle frente a Wellington. Napoleón había reducido los efectivos que guardaban los accesos a Sevilla desde Extremadura. Lo que en principio parecía una victoria fácil para las tropas españolas se tornó en desastre cuando el Duque de Dalmacia apareció con refuerzos en agosto abatiendo sin piedad a las fuerzas españolas. En esta ocasión nuestro héroe fue apresado y mandado fusilar junto con dos oficiales. Cuatro balazos de mosquete dispararon a su cuerpo de los cuales logró sobrevivir hasta que fue encontrado y socorrido por fuerzas españolas. Se cuenta que el Inmortal logró capturar al oficial francés que le mandó fusilar y le sometió a la misma prueba, prueba que no pudo superar a diferencia de su contrario español.
Una vez recuperado de su fusilamiento se presentó ante el general Ballesteros para unirse de nuevo a la lucha. Combatió en el sur de Extremadura y fue herido en Fregenal de la Sierra de un balazo y dos estocadas. A pesar de todo esto consiguió capturar a un francés y recuperar una bandera española que habían perdido durante el combate. Después participó en la batalla de la Albuera y formó parte del 4º ejército del general Blake, en esta batalla sufriría otra estocada pero las fuerzas españolas lograrían detener al ejército francés en su avance hacía Extremadura.
Un año más tarde, en octubre de 1811, el 4º Ejercito fue enviado como fuera expedicionaria a levante y se unió allí al ejército de Valencia y el de Murcia. El objetivo del ejercito español era detener la ofensiva del general Suchet cuyo propósito era el de conquistar Valencia avanzando desde Zaragoza. Las fuerzas españolas fueron arrolladas por el 13º de coraceros y perseguidos en retirada por lo que soldados y oficiales fueron abatidos o capturados por los franceses. Durante esta contienda el Inmortal recibió una nueva estocada.
Su última actuación de guerra fue en enero de 1812, en la que las tropas de caballería de Martín de la Carrera atacaron a las fuerzas de Pierre Soult quien, aunque logró rechazar a los españoles, se retiró de Murcia debido al miedo que sufrió por la bravura del ataque español.
En total Antonio García Monteavaro López sufrió 32 heridas las cuales fueron publicadas desde 1810 hasta 1814 en El Conciso, boletín de noticias gaditano. En 1841 Antonio García "el Inmortal" murió en el Hospital Militar de la Coruña en la más absoluta pobreza
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